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100 años de La Vorágine, la gran novela de Colombia.

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"La gran novela de Colombia es La Vorágine" dijo Antonio Caballero, y yo estoy de acuerdo. Incluso más que cualquier novela de García Márquez, si #100añosdesoledad es realismo mágico, #lavoragine es realismo dramático, uno que narra una situación que poco ha cambiado. Hace un siglo que  La Vorágine develó el mundo de horror y barbarie que se escondía en las indómitas selvas del sur de este territorio que por formalidades administrativas se ha llamado Colombia, pero cuyas realidades nos hacen ajenos unos a otros.  Algunas frases del libro nos ponen ante el interrogante de porqué ha fracasado el proyecto de nación en tantos territorios: «Eso (las injusticias) pasa en Iquitos y en donde quiera que existan hombres, cuánto más aquí, en una selva sin policía ni autoridades» «Esta pobre patria no la conocen sus propios hijos, ni siquiera sus geógrafos» «Que no es colombiano sino para contados sitios del país» Es cruda una escena del Abrazo de la Serpiente donde los indígenas al avis

Medellín: innovación o rebusque.

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Comparto este texto que escribí en 2017 como introducción para un trabajo final de la universidad, donde estudié con un amigo, cómo el distrito de innovación es un eufemismo usado en el ordenamiento territorial de Medellín para enmascarar dinámicas de gentrificacion, la misma que ahora 6 años después tiene los arriendos encarecidos, vulnerando el derecho a la vivienda digna de muchos habitantes de la ciudad. “Las ciudades destruyen las costumbres” cantan unos, las ciudades son la expresión de la modernidad y el progreso dicen otros; las ciudades son un constante devenir de cambios sociales y en ella como en un rio confluyen las aguas del pasado y del futuro; así pues como  “nadie se baña dos veces en el mismo rio” tampoco caminamos todos los días por la misma ciudad. Esta es Medellín, una ciudad que fluctúa bajo las dinámicas económicas del poder, un botón para la muestra  de lo que es la sociedad colombiana, con sus guerras, su exclusión, su desigualdad, su indiferencia y su falta de

25 años de un espejo roto

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Este mes se cumplieron 25 años de la tragedia de mi familia. Evocó este texto que escribí en mayo. Cuando vi la película Encanto me sentí identificada con el personaje de Mirabel, al igual que ella, ya también tardé mucho en saber cuál era mi talento y pasé muchos años sintiéndome inutil. Pero no solo en eso me identifico.  Al día de hoy pienso en lo arquetípica que es la historia. La película, que muestra la riqueza natural y cultural de Colombia, también muestra un pueblo unido que reconstruye su casa destruida, y el peso emocional asumido por las mujeres para mantener a flote a sus familias después del conflicto; Y ahí es donde también veo a las mujeres de mi familia. El símbolo arquetipo al que me refiero es el del espejo quebrado que Mirabel empieza a juntar por pedazos para entender ese pasado oscuro e innombrable de su familia. No sé si los libretistas escucharon esa frase dicha por algunos periodistas y víctimas del conflicto que dicen que Colombia es un espejo roto. La verdad

Lentes para ver Barbie

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Fui a ver Barbie. tuve que dejar reposar algunas percepciones para no lanzar juicios a priori, necesitaba reflexionar para concluir si realmente debía declarar una decepción o celebrar la cinta.  Mi expectativa al ver la película era divertirme y ver qué mirada iba a poner Greta Gerwig en esta historia,  nunca he visto una película animada de Barbie, pero me atraía la idea de ver cómo le iría a Barbie en el mundo real. Efectivamente la sala se carcajeaba con muchas escenas cómicas, aunque creo que las expresiones que más me sacó fueron algunos já! jum! De ironía. Y es que la película quizá no se pueda juzgar bien apenas termina, porque da la impresión de ser una comedia barata que caricaturiza temas centrales del feminismo como el patriarcado. Creo que es esencial decir que la película no se puede juzgar por lo que muestra literalmente, porque precisamente es una comedia llena de metáforas y sarcasmos al mundo real. La directora aprovechó la ficción de Barbieland para hacer

20 de Julio.

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Algunos no creen en las nacionalidades, quizá porque han vivido en varios países y ya no sienten pertenecer a un solo lugar. Hoy 20 de julio se celebra el día de la independencia de Colombia. Salí está mañana a ver el desfile militar de estas fiestas patrias, en parte porque me gusta el ambiente festivo, y porque me gusta ver esa relación de agradecimiento que puede haber entre el pueblo y sus Fuerzas Armadas, sobre todo en un país como el nuestro cuyo ejercito ha tenido que cmbatir mayormente a un "enemigo interno" visto en tantos grupos insurgentes y de economías  ilegales, en cuya confrontación ha sido mucha la sangre derramada, irónicamente el rojo de la bandera parece aumentar en detrimento de la disputa por las riquezas representadas en el amarillo y el azul de la bandera. Algunos piensan que los honores militares están mandados a recoger por ser una especie de culto bélico; hoy veía la gente tomarse fotos frente a las tanquetas de guerra, yo pensaba que lo más valioso

Madres de la literatura

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Hoy vengo a ofrecerles una reflexión literaria por el día de las madres. Y quién mejor que estas madres capitales de la literatura: Madame Bovary y Anna Karenina, porque sus historias representaron el escándalo que aun sigue siendo recordarle al mundo que la condición de mujer antecede a la de madre.  Pobre Emma y pobre Anna, víctimas de una sociedad que les recriminó el haberse atrevido a seguir una pasión, el persegir una vida diferente a la de hacerse cargo de sus deberes como madres y esposas, porque en sus hogares se sentían como una decoración más en la vida rutinaria sin derecho a la felicidad. Qué se juega una mujer cuando apuesta por un amor ya teniendo un hogar? Para los hombres no es tan complejo. Vronsky solo perseguía el triunfo de conquistar a una mujer hermosa y de alta alcurnia. Ana se jugaba su hogar, su hijo, su posición social, su vida entera. Por ese romance la castigó su marido con la imposibilidad de ver a su hijo, y la sociedad la rechazó. Emma, en es

Día del Libro.

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Sabemos que somos bibliófilos cuando sentimos dicha con solo mirar hacia nuestra biblioteca, ese espacio que adquiere significado, que ordenamos y decoramos porque ya no es sólo una repisa; esos estantes son una especie de Narnia, donde cada uno de esos coloridos lomos, son la puerta de entrada a mundos mágicos, la aventura del pensamiento sin límites que viaja para conversar con otras voces de otros lugares y épocas. Mi biblioteca está en distintos lugares de mi casa, dado que es pequeña me toca ser exigente con los criterios para anidar nuevos libros, para no acumular hay que saber qué libros nos acompañaran para siempre y cuáles es tiempo de darle salida para que encuentren otros hogares y lectores. Me gusta también prestar en bibliotecas públicas para luego saber si el título merece comprarlo después o no. Pero siempre con la regla de Amar y cuidar todo libro, sea propio o prestado.