Yolombó 18 de Noviembre: Sin memoria no hay historia.

Omar, Víctor y Geriel. Mis tíos queridos, los que hacían de recreacionistas de mis primeras vacaciones. Nos enseñaban a bailar parandonos en sus pies, nos daban mekato, nos decían que tenían un palo de gomitas, nos contaban historias de brujas del monte, nos enseñaban a dibujar y siendo unos trabajadores de finca nos seguían  el juego. Siendo muy niñas mi mamá nos mandaba con toda tranquilidad porque sabía que en la finca los abuelos, tíos y tías nos querían y nos cuidaban como en la casa; por que ese también era nuestro hogar.

Hace rato quería hacerles su lugar físico símbolico, aunque hoy confirmara las emociones que eso iba a generar en mi mamá. Son las únicas fotos que nos dan amor, dolor y rabia al mismo tiempo. Porque es duro recordar lo imposible de olvidar. Es duro recordar ese 31 de diciembre a las 12 pm que encontramos  a la abuela llorando con las cédulas de ellos, es duro recordar que ella murió diciendo que le llevaran los restos a la tumba. Es duro ese drama que quedó en suspenso, así como están otras cien mil familias en este país. 

Ojalá las redes se inundarán de los rostros de tantos desaparecidos que hay en colombia para ver si este país se siente con el permiso de seguir tranquilo sin exigir justicia. Pero la gran mayoría de esas víctimas son gente humilde, personas con doble riesgo de ser borradas del mapa de la historia.
Aún con el dolor suspendido los recordamos bonito, como ese hogar de flores y pájaros que no volvió a ser el mismo desde aquella tarde en que los vi salir forzadamente de la casa (omito detalles) por obra de los paras hace 22 años. Por fortuna me dejaron los recuerdos más preciados de mi infancia, y los momentos con ellos los repito y los atesoro para no darles esa muerte peor que es el olvido.

Esto me parecía muy íntimo para publicarlo pero lo hago hoy como un gesto de que lo personal es político.
En el día Internacional de las víctimas de desaparición forzada  exigimos VERDAD y garantías de no repetición, porque como está este país muchos parecen no creer que esto se puede volver a repetir, que esto sigue pasando.

hace poco, fui con mi tía a visitar el Salón de la Memoria, dirigido por Gudiela Palacio. Llevé los retratos de mis tíos, así sea que el único lugar fuera de nuestra familia donde aparecen simbólicamente sus nombres, estén también sus rostros para que no desaparezcan también de la memoria colectiva.

https://comisiondelaverdad.co/actualidad/noticias/salon-de-la-memoria-de-yolombo

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