Madres de la literatura


Hoy vengo a ofrecerles una reflexión literaria por el día de las madres. Y quién mejor que estas madres capitales de la literatura: Madame Bovary y Anna Karenina, porque sus historias representaron el escándalo que aun sigue siendo recordarle al mundo que la condición de mujer antecede a la de madre. 
Pobre Emma y pobre Anna, víctimas de una sociedad que les recriminó el haberse atrevido a seguir una pasión, el persegir una vida diferente a la de hacerse cargo de sus deberes como madres y esposas, porque en sus hogares se sentían como una decoración más en la vida rutinaria sin derecho a la felicidad.
Qué se juega una mujer cuando apuesta por un amor ya teniendo un hogar? Para los hombres no es tan complejo. Vronsky solo perseguía el triunfo de conquistar a una mujer hermosa y de alta alcurnia. Ana se jugaba su hogar, su hijo, su posición social, su vida entera. Por ese romance la castigó su marido con la imposibilidad de ver a su hijo, y la sociedad la rechazó.
Emma, en esta escena representa todas esas madres que en algún momento están ensimismadas, absortas en otras preocupaciones y por eso pueden ser agresivas con sus hijos. No significa que no los amaran, significa que el mandato social de ser buenas madres y la maternidad en sí es absorbente, y parece que negara a la madres el derecho a cansarse y demostrarlo.
Hoy evoco a estas madres de la literatura, en defensa de aquellas madres que no tienen la culpa de estar cansadas, de querer vivir otra vida, de no haber querido ser madres, de no haber sido buenas madres. Ellas también merecen comprensión por sus sacrificios.

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