La Cuadra. Un relato crudo para ahondar en la violencia de Medellín.

"Es difícil habitar los espacios nuevos cuando la memoria se empecina en retener los viejos".

Como también ha sido difícil para este país transitar hoy sin mirarse en el espejo de su pasado, una sociedad clasista que desprecia la identidad popular que la sostiene, una ciudad que en el discurso de la transformación se empeña en negar las realidades de su miseria y por eso es que aún le cuesta encarar abiertamente las preguntas que abre la memoria de un pasado conflictivo: ¿Porqué justo este territorio fue fértil para el narcotráfico, y toda forma del hampa? ¿Porqué aún persiste esa vocación ilegal y esa violencia que vuelve desechables cientos de vidas jóvenes?

Esas preguntas me llevaron a leer La Cuadra. 

Confieso que no fue fácil porque yo tan mimadita no soportaba la crudeza de los primeros capítulos; quería terminarlo en 2 días para acabar pronto con tanto horror, pero no era capaz de leer tanta tragedia seguida. 

Mejor leerlo despacio para ahondar en las preguntas por el origen del mal y la miseria; aquí donde solemos pensar que simplemente hay lugares que son la mata de la maldad y merecen lo peor, pero no pensamos qué hace que esos lugares y sus habitantes sean así.

Es importante porque es el conflicto narrado desde la perspectiva del pillo, (uno que pudo serlo y no fue, ahora es profesor y escritor) Gilmer Mesa es una especie de Jean Valjean que tuvo el destino fortuito de ser consciente de su condición y contarnos porqué vivió lo que vivió.

Lectura recomendada para entender los persistentes males de nuestra sociedad.