Grandes Amores celebrados en Noviembre.

El amor de mi vida tiene nombre y apellido: León Tolstói; ese amor a primera vista que siente uno al ver de frente lo que le falta, ese deseo profundo que sentí de leer Ana Karenina a mis 16 años, y cuando lo hice fue mi llave de entrada al credo de la literatura. Un amor con el que he comulgado en la obsesión por el bien y la finalidad del existir. Pero no puedo serle fiel solo a ese amor, también tengo un amante: Fedor Dostoievski, la razón simple y claramente es porque yo soy un personaje de Dostoievski, él me conoce y me hace conocer mejor que nadie. Así pues, no me pidan escoger entre uno de los dos, no le soy infiel a ninguno porque cada cual me ama y me enseña a amarme a su manera. He declarado que mi religión es la literatura, la única en la que creo, y a veces pienso en templos solemnes donde estarían los monumentos gigantes de estos dioses a los que adoro; pero ellos son deidades metafísicas, su grandeza se camufla en la modestia de sus obra...